2012-09-16

TV Pública/Argentina: dalai lama: La historia secreta del líder tibetano

dalai lama: La historia secreta del líder tibetano

(http://youtu.be/nIdUuBwfbfs)

Sábado 20 de febrero de 2010/ Redacción: Francisco Ali-Brouchoud/ Edición: Paolo Menghini/ Visión Siete Internacional/ Desde 1989, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz, Tenzin Gyatso, más conocido como el Dalai Lama, se convirtió en una popular figura internacional, asociada al pacifismo y a la no violencia.

El Dalai Lama es considerado además el líder espiritual y temporal del Tibet, y un defensor de los derechos de esta región, frente a China. Sin embargo, la historia de este personaje sonriente y benévolo que ayudaron a construir los medios occidentales, al que se llegó a comparar con Martin Luther King o Mahatma Gandhi, contiene algunos capítulos que a sus seguidores más conspicuos de Hollywood, como Richard Gere o Harrison Ford, les gustaría pasar por alto.

Soy un simple monje, ni más, ni menos, le gusta definirse al Dalai Lama, el número catorce en una dinastía de líderes religiosos budistas. Sin embargo, fue y es bastante más que eso, y a fines de los años 50 se convirtió en un actor más de los escenarios de la Guerra Fría, que enfrentó a los Estados Unidos y a la Unión Soviética.

Las controversias en torno a la representatividad del Dalai Lama como gobernante en el exilio del pueblo tibetano están en relación directa con la historia del Tibet y su carácter de región autónoma.

La zona fue parte del imperio mongol en el siglo XIII y luego formó parte de China, durante el período manchú y hasta 1907, cuando, luego de un breve protectorado británico, pasó nuevamente a estar bajo el control chino. El estallido de la primera guerra mundial puso al Tibet fuera del gran juego de poder de las potencias occidentales.

Pero China jamás renunció a la soberanía de este estratégico enclave, y al consolidarse la Revolución Cultural de Mao, el Ejército Rojo ocupó la región en 1950. Lo que Beijing encontró allí fue una sociedad feudal, en la que la mayor parte de la tierra estaba en manos de los lamas y de familias nobles, mientras una vasta mayoría de la población estaba sometida a un régimen de servidumbre.

En los primeros años posteriores a la invasión, el Dalai Lama continuó sin ser perturbado en su palacio de mil habitaciones de Lhasa. Pero hacia 1956, cuando la reforma agraria impulsada por China se hizo efectiva, el malestar de los antiguos terratenientes se transformó en una revuelta que fue apoyada por la CIA, con la esperanza de erosionar el poder de Beijing en la región.

Sin embargo, en 1959, el levantamiento fue sofocado, y los operativos de la CIA debieron ayudar al Dalai Lama a escapar al norte de la India. La colaboración del Dalai Lama con la CIA no se limitó a este episodio. En los años siguientes, Washington decidió profundizar su estrategia contra China, y con la aprobación del Dalai Lama, comenzó a entrenar una brigada de dos mil exiliados tibetanos, utilizando bases secretas en las montañas de Colorado. Se suponía que esta fuerza debía invadir el Tibet desde Nepal.

Estos hechos fueron admitidos por el propio Dalai Lama en su autobiografía Libertad exiliada, un best seller que vendió más de un millón de ejemplares y se convirtió en el primero de una exitosa saga comercial de otros libros.

La guerrilla tibetana apadrinada por la CIA, sin embargo, nunca logró más que confrontar al poderoso ejército chino en unas pocas escaramuzas. Los fondos para pagar este fallido ejército fueron canalizados a través del Dalai Lama y su organización, que recibió 1,2 millones de dólares. Una buena parte de este dinero habría sido utilizada para sostener las oficinas que el autodenominado gobierno tibetano en el exilio tenía en Ginebra y Nueva York.

Como respuesta a esta política, China apretó más el cerco al poder que los lamas aún conservaban en el Tibet, introduciendo la educación secular, destruyendo templos y monasterios. La información sobre estas operaciones fue revelada en los años 90 por varios diarios norteamericanos, entre ellos el Chicago Tribune y el New York Times.

La ayuda encubierta de la CIA al Dalai Lama habría continuado hasta 1973, y la razón por la que cesó también fue política: luego del viaje de Richard Nixon a Beijing, en 1972, la estrategia de Washington hacia China pasó de una hostilidad abierta a un antagonismo más moderado, en el que los intereses comerciales de las empresas estadounidenses por ingresar al gigantesco mercado chino superaron la alianza circunstancial con el Dalai Lama forjada durante la Guerra Fría.

© Noticiero Visión Siete/ TV Pública/ Argentina

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